Para los más pequeños y para todos aquellos que nos resisitimos a crecer, y si nos dicen que nos creemos Peter Pan, simplemente sonreímos y seguimos soñando.
«—Me gusta mucho el barco. ¿Qué nombre tiene? El pirata sonrió y ella pudo ver en sus ojos un brillo especial, la miró fijamente y puso una mano en su hombro. —¿Todavía no lo sabes? —No. —Lleva tu nombre. Patricia será el barco que viaje a través de los sueños de los que como tú se han atrevido a dejarse llevar por su imaginación. Navegando cerca de la costa africana Peter y Bolita dieron la señal de alarma interrumpiendo la conversación, otro barco se divisaba a lo lejos. —¡Todos a sus puestos! —gritó John. —¿Qué ocurre? —preguntó Patricia. —Nada bueno, coge a Bolita y escondeos en vuestro camarote. Peter bajó del palo mayor y le dio al hámster, siguieron las instrucciones de John y se ocultaron. Un rato después eran abordados por otra embarcación, no pudieron ofrecer mucha resistencia y en pocos minutos eran hechos prisioneros. —¡Se ha acabado tu suerte, maldito pirata! —exclamó una voz.»
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