Mi nombre es VíKtor, tengo quince años y hace dos que no puedo salir a la calle. El Gobierno de mi país, que poco después pasó a autodenominarse “El Consejo”, nos lo prohibió a todos los menores. Unas semanas después de iniciarse nuestro encierro la mayoría de edad pasó a ser de dieciocho a veintiún años, y no mucho más tarde eran veinticinco los que marcaban el paso a la edad adulta, pero esto ya no era más que un número porque todos estábamos bajo el control de un gobierno que supuestamente velaba por nosotros y por el bien común.
No voy a entrar en detalles de cómo hemos llegado a este punto, la historia está contada en el diario que hay junto a esta carta a la que también acompaña una fotografía. En ella aparecemos mi familia y yo al lado del mar, nuestro lugar favorito y que se ha convertido en un vago recuerdo.
Si todo va bien, esto no será más que una horrible historia que querré olvidar, pero si las cosas no salen como tenemos pensadas, pido por favor a quien encuentre esta carta, el diario y la fotografía, que no nos olvide. Y también pido a quien esté leyendo esto que busque en todas las casas porque en cada una de ellas hay una carta como ésta, una historia como ésta y una fotografía como ésta.
En pocas horas mis padres, mis abuelos, mis amigos, sus familias, personas que sólo conocemos de los chats y yo vamos a salir a la calle sin permiso de nadie.
Si estás leyendo esta carta es que todo ha salido mal, seas quien seas por favor no me olvides y cuenta mi historia.
Mi nombre es VíKtor, tengo quince años y quiero vivir.
VíKtor.